Yo creo que es una de las mejores homologías con la vida que se me ocurren en este momento.
De pronto estas arriba y sin previo aviso bajas sin frenos y esperando volver a ver la subida pronto.
Lo peor es cuando estas bajando cuando se supone que deberías subir y subir y te preguntas ¿pero que narices me pasa? Pero no te pasa nada, simplemente bajas porque si, no porque los demás lo digan... ya subirás cuando se te antoje, que para algo es tu vida ¿no?
Puede que haya quien piense que lo mejor sería que la vida fuese recta y que nos moviésemos por una especie de energía externa, como si fuésemos un vagón de tren tirados por la máquina. Por una parte si que sería lo más fácil (eso no se puede negar) todo sería lineal, sin sobresaltos y tendríamos todo controlado. Podríamos tener estabilidad y hasta una cierta seguridad en lo que va a pasar... tendríamos nuestra vida controlada.
Yo no pienso así, aunque reconozco las ventajas de la "vida tipo vagón de tren" (y más en los momentos que estoy viviendo ahora que sólo quiero saber que narices va a ser de mi) pero no puede competir con la "vida tipo Montaña Rusa".
Sin ella no podríamos disfrutar de las maravillosas vistas cuando estamos arriba del todo ni aprenderíamos a apreciar lo que tenemos (que aunque normalmente lo hagamos tarde, al final lo apreciamos ^^).
Hay que estar abajo del todo, incluso tocar fondo para luego poder impulsarte sin miedo a nada... porque no tienes nada que perder y el miedo es una de las cosas que más nos frena.
Luego también están los loopings que allí ya no sabes si estas subiendo, bajando o a punto de potar xDDD.
Eso si, no viene mal un ratito recto dejándose llevar por la inercia para descansar ... a ver cuando me llega a mi uno de esos momentos jeje.
Pues eso, que me apetecía pensar (es lo que tiene el aburrimiento), espero que mi viaje no de tantas vueltas como marear a nadie (que luego el vómito se quita muy mal) y que tenga un poco de ayuda de vez en cuando para afrontar las cuestas...
Un besico.
Lara
Imagen: uno de esos tramos rectos que tanto se agradecen...
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